UN ALTO EN EL CAMINO



Un alto en el camino es, en ocasiones, más que necesario. Es obligado. Percibir sentados, en cualquiera de sus recodos, los aires que nos acompañan, las luces que nos iluminan y los amigos que en el se hallan. Y percibirlos no como parte transitoria del sendero sino como el “Sendero” mismo. A fuerza de invocar un estado de conciencia nos asimos a él de forma que, inadvertidamente, cristaliza y atando en nuestras mentes el concepto de la libertad, la transformamos en objeto de nuestra esclavitud. A fuerza de pretender seguir “su ruta”, el Agni Yoga puede transformarse no en Fuego que libera al alma sino en fuego que, con su calor, alimenta la mente. Bueno seria, en ese recodo del infinito sendero, percibir que todo paso recorrido es la contraparte de todo paso que ya existía.

Nos podemos preguntar… ?  Que hay más allá de la mente?. Y una “voz interior”, posiblemente, puede sugerirnos que mas allá de la mente de halla la “consciencia”. Y que la “Consciencia” implica silencio, vacío que es plenitud y el Amor que destila el Propósito de la Vida. “Ser” sin cuestionar que no somos… No buscar aquello que jamás podremos encontrar fuera de propio Propósito divino que encarnamos… “Ser” en uno mismo y más allá de toda concepción de “uno mismo”. La “Serena Expectación” es la melodía inaudible y clave que abre las puertas del Corazón. Corazón del que el Amor es suave envoltorio y que, como niño, se abriga en la calor intima de la “Madre”… expresión, la “Madre” del “Intimo” en cuyo Fuego y Calor nos calentamos y “Somos”.

Somos, realmente, en Fuego Sagrado de “Síntesis”. Más allá de toda concepción de “uno mismo”. En “Síntesis” el Propósito divino toma carne en nosotros, el Amor la protege y la Mente nos estimula en la comprensión de lo que es real y de lo aparenta ser irreal. No puede haber, no hay compromiso en un antes y un después tras que las llamas del Fuego Sintético han envuelto el corazón. 





En el hombre, en la divina Humanidad, se acrisola la Esencia Pura del Gran Alquimista del Universo. De ello somos desconocedores en la misma medida que el escorpión desconoce que el águila, de el mismo, surgirá tras el triunfo o como el plomo desconoce que el proceso alquímico lo transmutará en oro.

Hacer un alto en el Sendero. Hacer un alto para dejar atrás el eterno dilema del “ser o no ser” de Shakespeare y, como decía nuestro querido amigo, hermano y Maestro, VBA… descansar del viaje que nos llevó de la NADA al TODO para retornar, de nuevo, del TODO A LA NADA.

Y comprobar que el sendero,  no es sendero de rosas. Que serpenteante y penoso asciende la montaña hasta que el peregrino descubre que montaña y él mismo son una misma y única cosa.

Un “alto en el camino” pues. Más arriba habrá que presentarse ante los Fuegos Sagrados y la clave para entrar en Ellos, exigirá que el Fuego de Síntesis ya arda en el propio Corazón tras haber extinguido los de la mente…

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